EGIPTO, UN DON DEL NILO

Egipto es un destino imprescindible, no sólo para los amantes de la arqueología, sino para todos aquéllos que les guste viajar. Estamos tan acostumbrados a ver imágenes de las pirámides y de los templos egipcios que quizá pensamos que la visita no nos va a sorprender. Nada más lejos de la realidad, el viaje a Egipto no deja a nadie indiferente: la grandiosidad de sus templos, la espectacularidad de las pirámides y el paisaje de ensueño a lo largo del Nilo hacen de Egipto un destino único y diferente a todos los demás, y por supuesto, un viaje que supera las expectativas. Al menos eso fue lo que ocurrió en mi caso.

La primera cuestión que se plantea a la hora de organizar un viaje a Egipto es la elección de la fecha. En verano el calor es asfixiante, por lo que hay que hacer las excursiones de madrugada, y las horas centrales del día estar resguardado en el hotel o en la motonave. En invierno puede hacer mal tiempo en la zona norte del país (El Cairo). Por lo tanto, la decisión está clara: otoño o primavera. Nosotros fuimos a mediados de Octubre y el tiempo fue perfecto: calor veraniego, pero sin agobios.

Otro factor a tener en cuenta a la hora de viajar a Egipto es la seguridad. Periódicamente asistimos a situaciones que ahuyentan a los turistas: guerras en Oriente Medio, atentados terroristas, inestabilidad política. Aunque la probabilidad de tener problemas es muy baja, uno se queda más tranquilo si el viaje se hace en un momento en que Egipto no esté en las portadas de los periódicos.

Aunque yo prefiero hacer los viajes «por libre», en el caso de Egipto lo hice contratando un circuito en una agencia de viajes. Hay diferentes circuitos, con algunas diferencias en recorrido y duración. El viaje básico consiste en 2/3 días de estancia en El Cairo y 5/4 días de crucero por el Nilo entre Luxor y Asuán o viceversa. Es recomendable que la entrada y la salida de Egipto sean por dos puntos diferentes, pues si se hacen ambas por El Cairo, se desperdicia un día.

Lo que viene a continuación es un pequeño resumen, a modo de diario, de nuestro viaje de ocho días por Egipto:

Día 1 (domingo)

Vuelo de Madrid a Luxor. Traslado a la motonave Solaris atracada en el puerto fluvial. Después de la cena hicimos un recorrido nocturno por la ciudad montados en una calesa. El conductor se pasó todo el trayecto pidiéndonos una propina para dar de comer al caballo y compitiendo con otras calesas para ver quien era el más rápido.

Día 2 (lunes)

El barco seguía atracado en Luxor. La ciudad se encuentra a 700 kilómetros al sur de El Cairo y tiene casi casi 500.000 habitantes. Fue capital del Antiguo Egipto durante más de 1.500 años con el nombre de Tebas. En Lúxor se encuentra concentrado el mayor número de monumentos de Egipto. Se dice que es «el mejor museo al aire libre» del mundo. En su inmediaciones se encuentran el Valle de los Reyes, los templos de Karnak y Luxor y los colosos de Memnón.

El Nilo divide Luxor en dos áreas, la orilla oriental y la orilla occidental, que en tiempos del Antiguo Egipto simbolizaban la vida y la muerte respectivamente. En la mitología egipcia, el sol poniente por el oeste simbolizaba el viaje al más allá. Por eso las tumbas de los faraones del Valle de los Reyes se encuentran en la orilla occidental.

Iniciamos el recorrido en autocar que nos llevó al Valle de los Reyes. Se trata de la necrópolis donde están enterrados muchos de los faraones de Egipto. Las tumbas están excavadas en la roca en un entorno desértico sin vestigios de vegetación y sin una sola sombra, por lo que es imprescindible la visita a primera hora. El precio de la entrada incluye la visita a 3 de las 63 tumbas del lugar, menos la de Tutankamón, para la que es preciso pagar una entrada adicional.

A pesar de la obsesión de los faraones en ocultar las entradas de las tumbas y dificultar el acceso a la cámara mortuoria con sus tesoros, casi todas fueron saqueadas por ladrones en la misma época del antiguo Egipto. Todas excepto la de Tutankamón que fue descubierta por Howard Carter en 1922 con los sellos reales intactos de las puertas. Todos los tesoros allí encontrados están expuestos en el Museo Egipcio de El Cairo. Por ello no tiene especial interés hacer cola para ver la tumba, pues es igual que las demás. Aunque las tumbas estén vacías, son dignos de ver los dibujos que adornan las paredes de las cámaras mortuorias y de los pasadizos de acceso.

Valle de los Reyes

Desde el Valle de los Reyes nos dirigimos a Medinet Habu, donde se encuentra el templo mortuorio de Ramsés III, uno de los mejor conservados de Egipto. Es un complejo arquitectónico de más de 7.000 metros cuadrados rodeado de una muralla de adobe con refuerzos de piedra.

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Desde el autocar vimos a lo lejos otro templo famoso, pero que en aquel momento no se podía visitar, el Templo de Hatsepsut, dedicado a la única mujer que reinó en Egipto durante un largo periodo. Tiene una parte excavada en la roca y otra parte en el exterior formada por tres terrazas. En este templo se produjo un atentado terrorista con gran impacto mediático en el año 1997.

templo-hatsepsutCerca de Medinet Habu se encuentran los colosos de Memnón, dos estatuas idénticas de 18 m de altura que representan al faraón Amenhotep III. Presidían la entrada del mayor y más espectacular templo de Egipto del que hoy quedan muy pocos vestigios.

colosos

Desde aquí regresamos al barco para comer y descansar un rato. Todavía quedaba por ver lo más interesante del día, los templos de Karnak y Luxor.

El Templo de Karnak es el templo más grande de Egipto. El recinto en el que se encuentra mide 2.400 metros de perímetro y está rodeado por una muralla de adobe de 8 metros de grosor. El Templo de Karnak contiene en su interior el gran templo de Amón, otros templos menores, capillas y el gran lago sagrado.

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Alrededor de treinta faraones distintos a lo largo de más de 1.500 años contribuyeron al proceso de construcción de este templo.

Lo más espectacular del templo es su sala hipóstila, de más de 5.000 metros cuadrados. Contiene 134 columnas, de las que las 12 centrales son más anchas y elevaban el techo, ahora destruido, a 23 metros de altura. En mi opinión, es posiblemente el conjunto arqueológico más espectacular del mundo.

karnak columnas

En la entrada del templo se encuentran 40 esfinges con cabeza de carnero. Es el comienzo de la Avenida de las Esfinges, de tres kilómetros de longitud que llegaba hasta el Templo de Luxor.

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Cuando ya se había hecho de noche, todavía quedaba una visita muy interesante, el Templo de Luxor, construido entre los años 1400 y 1000 a.C. por los faraones Amenhotep III y Ramsés II. El primero construyó la parte interior y el segundo el recinto exterior, añadiendo la fachada, los colosos y los obeliscos. El templo mide 260 metros de largo y está dedicado a Amón (dios del viento). El fuerte calor durante el día y su excelente iluminación nocturna hacen recomendable su visita al anochecer.

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Con esta visita finalizó nuestro primer día completo en Egipto.

Día 3 (martes)

Hasta este momento habíamos utilizado el barco como hotel y es a partir de Luxor cuando empezamos el recorrido por el Nilo que nos llevaría hasta Asuán, después de recorrer más de 200 kms.

Una de las imágenes más impactantes del viaje fue al despertarnos y mirar por el balcón del camarote. El barco avanzaba a poca distancia de la orilla y el paisaje era espectacular. A partir de la orilla había una franja estrecha cubierta de vegetación con un color verde intenso, que en pocos metros se cambiaba por el color ocre y amarillo del inmenso desierto.

Este día estaba dedicado completamente a navegar y disfrutar de las vistas desde la terraza del barco donde había una pequeña piscina.

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Durante este trayecto hay que superar un desnivel de unos 10 m a través de la esclusa de Esna, donde se forma un auténtico embotellamiento de decenas de barcos esperando su turno para pasar. La espera dura varias horas. Aquí se produce una de las escenas más divertidas y coloristas del viaje. Un montón de minúsculas barcas se acercan para vender chilabas. Casi todos los turistan están en ese momento en la cubierta de la piscina. Los paisanos de las barcas lanzan las chilabas o camisetas envueltas en plástico con gran puntería hacia arriba, y cuando alguien lo coge empieza el proceso negociador. Si hay acuerdo, se lanza el dinero en la misma bolsa de plástico.

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Día 4 (miércoles)

Después de la jornada de navegación nos esperaba el Templo de Edfu, dedicado al dios halcón Horus. El templo se encuentra a medio camino entre Luxor y Asuán. El plan era estar allí a las siete de la mañana, para intentar hacer la visita sin muchas aglomeraciones, cosa que no conseguimos a pesar de madrugar.

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Es el templo mejor conservado de Egipto y el más importante después del de Karnak. Mide 137 metros de longitud por 79 de ancho y 36 de altura. Es característica la iluminación del templo, con habitaciones cada vez más pequeñas que impedían el paso de la luz gradualmente hasta llegar al oscuro santuario, que recibe la iluminación sólo desde el eje.

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La siguiente escala era el Templo de Kom Ombo, última etapa antes de llegar a Asuán. El recorrido de poco más de 60 kms nos llevó más horas de las previstas, y llegamos al anochecer. El motivo fue  una avería en los motores del barco que ocasionó una pérdida de potencia y reducción de velocidad. En el trayecto pudimos ver hermosos paisajes y una espectacular puesta del sol.

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El Templo de Kom Ombo se construyó entre 1350 y 180 a.C. por orden de Ramsés II. La divinidad del templo es Sobek, un dios con cabeza de cocodrilo y cuerpo humano. Muchas partes del templo han sido destruidas por la acción del Nilo, terremotos, e incluso se usaron sus piedras para otras construcciones posteriores. Algunos de los relieves de su interior fueron desfigurados por los coptos, quienes usaron el templo como iglesia.

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El barco siguió hasta Asuán, fin del crucero fluvial. Nos esperaba una jornada intensa al día siguiente.

Día 5 (jueves)

El día empezó muy pronto. Nos levantamos a las tres de la mañana, pues la excursión en autocar a Abul Simbel salía a las cuatro. El trayecto de 280 kms lo hicimos en una caravana de autocares escoltados por el ejército. Este fue el punto más meridional al que llegamos, sólo a 40 kms de la frontera con Sudán. El paisaje a ambos lados de la carretera era totalmente desértico.

Abu Simbel es, junto a las Pirámides de Giza, la postal más conocida de Egipto. Se trata de un complejo de dos templos excavados en la roca, uno dedicado a Ramses II y otro a Nefertari, su primera esposa y su predilecta.

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Los templos han permanecido enterrados en la arena durante siglos, hasta que fueron descubiertos en 1813 por el explorador suizo Burkhard.

Para evitar que desaparecieran bajo el agua al construir la presa de Asuán, los templos de Abu Simbel fueron reubicados entre 1964 y 1968. Con ingenieros y fondos internacionales, durante 4 años y por 36 millones de dólares, se desmantelaron y reconstruyeron en un lugar 65 metros más alto. Por la ayuda recibida, Egipto donó importantes tesoros y templos a otros paises, como el Templo de Debod en Madrid.

Impacta tanto la visión de los templos como pensar en la obra de ingeniería que ha sido necesaria para su traslado.

Hay circuitos por Egipto que no incluyen la excursión a Abu Simbel y la ofrecen como opcional. No os la perdáis.

A las 9 de la mañana iniciamos el viaje de vuelta. Antes de volver al barco para comer paramos en la presa de Asuán. Se trata realmente de dos presas, la Presa Baja y la Presa Alta. La primera se construyó en el siglo XIX y la Presa Alta entre 1960 y 1970. Esta última es la que forma el Lago Nasser, de 460 km de longitud y 16 km de anchura en la zona más ancha.

El plan para la tarde era la visita al Poblado Nubio. Por las referencias que teníamos parecía que iba a ser una turistada y así fue efectivamente. A pesar de ello la excursión fue muy agradable, pues el trayecto se hace en una faluca si hace viento, y si no en lancha de apoyo.

falucas

En la zona de Asuán el río es más majestuoso que en ningún otro lugar y fluye entre rocas de granito e islas cubiertas de palmeras y de plantas tropicales. Durante el trayecto se ve la isla Elefantina, el mausoleo de Agha Khan y dunas de arena que llegan a la misma orilla del río. Hubo una parada para que los atrevidos se bañasen en una auténtica playa fluvial.

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En el Poblado Nubio encontramos lo esperado: paseo en camello, visita a la escuela del pueblo, a un taller de artesanía y a una casa típica donde te ofrecen un refrigerio.

camellos nilo

escuela nubia

Día 6 (viernes)

La estancia en Asuán tocaba a su fin. También teníamos que abandonar el barco que nos había traído desde Luxor. Por la mañana temprano hicimos el equipaje y tomamos el autocar que nos habría de llevar al aeropuerto para tomar un avión con destino a El Cairo. Pero antes teníamos dos visitas programadas: las canteras de Asuán y una tienda de papiros.

La explotación de canteras de granito, pizarra y alabastro fue desde la antigüedad una de las riquezas de la región de Asuán. Los bloques eran transportados hacia el norte por el Nilo. Visitamos una de las canteras donde se encuentra el famoso obelisco inacabado. Se trata de una escultura de 42 m de alto y más de 1.000 toneladas de peso que durante su tallado se resquebrajó y se tuvo que dejar sin concluir, unida a la piedra original. De haberse acabado, habría sido la pieza de piedra trabajada más grande del mundo.

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Y como no hay excursión en la que no te lleven a una tienda «amiga», tocó ver cómo se hacen y cómo se venden los papiros.

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Y ya sólo quedaba recorrer en avión los 880 kms que separan a Asuán de El Cairo. Merece la pena coger asiento de ventanilla para ver el paisaje: la inmensidad del desierto cruzada por una estrecha banda serpenteante de color verde.

En El Cairo nos alojamos en un hotel cerca de las Pirámides, que están a unos 18 kms del centro de la ciudad. Llegamos por la tarde. Por la noche nos pusimos de acuerdo varios compañeros de viaje y cogimos dos taxis para dar una vuelta por el centro de la ciudad. Nuestro taxi era una réplica del que sale en la película de Almodóvar «Mujeres al borde de un ataque de nervios», pero mucho más cochambroso y con un egipcio dicharachero en vez de Guillermo Montesinos. A la vuelta, los que iban en el otro taxi se perdieron y aparecieron el el hotel una hora más tarde. Conclusión: cuidado con los taxis en Egipto (como en muchos otros sitios)

Día 7 (sábado)

Ese día también tocaba madrugar. Comenzamos con la visita a las Pirámides y la Esfinge de Giza.

esfinge

Hay 3 pirámides principales en Giza: Keops, Kefrén y Micerino. Además de éstas hay otras pirámides menores. La pirámide más grande es la de Keops, con sus 140 metros de altura y 230 metros de base (casi 1 kilómetro de perímetro)

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No voy a extenderme hablando de las Pirámides. Cualquier dato que queráis saber se lo preguntáis a Google. Sólamente un par de comentarios:

– A mí me sorprendieron las Pirámides por su altura. Me parecieron más altas de lo que yo me imaginaba.

– La entrada al recinto no incluye la visita al interior de las pirámides. Pueden estar abiertas una o dos y además existen cupos diarios de entrada y se paga aparte. Yo creo que entré a la de Kefrén, aunque no estoy muy seguro, y no recomiendo la experiencia. La entrada al corazón de la pirámide se hace a través de un pasadizo de poco más de un metro de altura que desciende en oblicuo, por lo que el recorrido hay que hacerlo en cuclillas y son unos 100 m. Además hace un calor sofocante. Y para colmo, en la sala a la que se llega no hay absolutamente nada.

Desde las Pirámides nos trasladamos a la Ciudadela de Saladino. Es un conjunto fortificado de mezquitas y palacios en lo alto de una colina desde donde se ve una fantástica vista de El Cairo.

El edificio más importante es la Mezquita de Alabastro. Su estilo arquitectónico recuerda al de las mezquitas de Estambul, y su nombre se debe al hecho de que se encuentra totalmente recubierta de alabastro.

mezquita alabastro

Para la tarde quedaba uno de los platos fuertes del viaje, la visita al Museo Egipcio.

museo egipcio

Se encuentra en el centro de El Cairo, en la famosa plaza Tahrir. Custodia la mayor colección de objetos del Antiguo Egipto más de 136.000 de diferentes épocas. Sólo por ver este museo merece la pena ir a Egipto. Lo más espectacular es la sala donde se exponen todas las joyas y objetos encontrados en la tumba de Tutankamón.

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La visita sólo duró dos horas escasas. Fue una pena, pues hubiera dado para un día completo.

La última visita del día fue el zoco Khan Al-Kalili. No hay español que vaya a El Cairo y no pase por la tienda de Jordi. Es un egipcio que estuvo unos años en Cataluña y se hace llamar así. Habla perfectamente español. Aquí el precio esta marcado y no se regatea. La tienda está un poco escondida, pero preguntando se llega bien.

Día 8 (domingo)

Vuelta a Madrid en vuelo desde El Cairo.

Aquí podéis ver un pequeño audiovisual que he montado con las fotos del viaje.

Egipto un don del Nilo from losviajesdejulio on Vimeo.

Y esto es todo. Sólo deciros que si no conocéis Egipto, ponedlo en vuestra lista de futuros viajes.

Un saludo,

Julio

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Una respuesta a EGIPTO, UN DON DEL NILO

  1. Paco dijo:

    Una vez mas julio, me sorprendes con los reportajes de tus viajes, yo cuando sea mayor quiero ser como tu
    Saludos de Paco de Tudela

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